viernes, 24 de mayo de 2019


LA OSTIA DE LA ASTRAL

Resistencia era un espíritu en el eco de una radio
La Pirenaica levantaba la voz de los vencidos,
se suicidan las violetas en la tumba de Grimau
cada cual con su esvástica filosofía
cada quién, soledad y destino, amargo rito
yo, sentado en el abismo con Bob Dylan y Platón.
Por fin llegó, ambigua, senil, indultando al asesino y al traidor
disparaban las guitarras fusileras, libertad, independencia
éramos jóvenes idealistas, liberando la memoria encadenada
como un tornado, Jimi, Kerouac, el Ajoblanco, la maría
conciertos de Labordeta donde giraban extrañas trompetas
gafas de Lennon, faldas de flores, el libro rojo, el capital.
Somos la quinta del porro, la que amortajó el gran sueño
hijos de los dioses destronados, ascetas del olvido
zombis drogados explorando el ateísmo del amor
danza macabra, o algo peor
extraños en el infinito, firmando la historia de los hechiceros
yo, buscando sombras en la prehistoria poética del mal dolor.
Cambiamos de siglo, cambiamos para no cambiar
juramos ser honrados, hacienda, el auto de segunda mano
la puta nevera plagiando a un cowboy degenerado
las birras, los colegas, la paella dominical
ofertas al país de las momias o al caribe sensual
vídeos, fotografías, teléfonos, el portátil, la daga soledad.
Jodidos y desangrados reunimos las cenizas en un póster del Che
proletarios barrigones, deshojando mutantes margaritas
pendientes en las orejas, tatuados y cuatro pelos en la coleta
coleccionando la angustia en el templo de la noche,
sucia mochila, preparando el viaje al más allá 
sentados como budas, esperamos:" la ostia de la astral".
La vida pasa demasiado deprisa para silenciar tanta mentira
sabemos lo que sucedió, la ruleta rusa, el conjuro inquisidor
mágicas atalayas del pensamiento, libertad de la conciencia
símbolos escritos en la razón ancestral del corazón,
viejos sin destino caminamos con la soga de los recuerdos
y en el horizonte se balancean los sueños del perdedor.